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saltos inter-civilizatorios
Viene de acá https://x.com/librenauta/status/1754881360882188310?s=20
Sigo pensando en la idea de que nuestra civilización es recontra avanzada, pero tiene pocos elementos para poder guardar la información y conocimiento generado en estos últimos 110años.
la vida útil de los dispositivos de almacenamiento es alarmante y por qué importa esto? porque si vamos a esforzarnos por construir conocimiento estaría bueno que sirva para otras generaciones de mínima. me gustaría calcular en cuántos años los cables de nuestra civilización se van a degradar
el otro día pensaba que se podrían generar copias en metal y dejarlas orbitando la tierra a una distancia descubrible por la próxima civilización, sería un lindo regalo, - “hey si llegaste hasta acá, de base sabíamos esto.”
en cada salto de civilización,se ve un recorte, los objetos y materialidades se degradan, erosionan, cambian, se rompen, se queman.
cuál será el lenguaje más universal?, más fácil de entender, un programa de entendimiento inter-civilizatorio? ideas?
hay un borde interesante porque siempre preservar es político, qué se guarda y qué no. qué es universal y qué no. también sabemos que no todo se puede guardar y nuestra civilización genera mucha información residual, automatizada
hace un tiempo habia visto que guardaban información en unos cristales, grabandolos con láser. suena muy futuro y bla pero después lo complejo es como otra gente lo va a leer / des-cifrar :P
acá se puede seguir escribiendo en conjunto
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Constelaciones – Pacto gráfico
por marjo. Junio 2024, La Plata
I.
El miércoles pasado (12/06) lxs senadorxs de la nación votaron la ley “BASES” una ley que permite el saqueo del territorio nacional, otorga las facultades delegadas al presidente, recorta los derechos laborales adquiridos, privatiza empresas nacionales, y entrega las materias primas a potencias extranjeras.
En Francia, país de dónde vengo, el domingo pasado (02/06), los partidos de extrema derecha ganaron las elecciones europeas con un resultado histórico. Tras la derrota de su fuerza política, el presidente Emmanuel Macron ha tomado la decisión de disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones legislativas dentro de tres semanas. Si el Rassemblement National y sus aliados obtienen la mayoría en la Asamblea Nacional, Francia tendrá en menos de un mes un primer ministro y un gobierno de extrema derecha.
Hablé con Marie, una amiga francesa que estuvo viviendo acá y volvió a Francia hace un par de meses. Ella me decía tener la sensación de estar en el verano infinito del fascismo. Es decir, un fascismo contemporáneo que cobra cada vez más fuerza en los distintos territorios que habitamos, de los cuales venimos y nos hace sentir que “del fascismo no se huye”, como si la coyuntura mundial de auge de las derechas manifestantes nos estaría apretando por todas partes, sin dejarnos lugar donde respirar, descansar, refugiarnos.
Ahora cabe diferenciar el fascismo de un país colonialista y el fascismo de un país colonizado. El partido del Rassemblement nacional liderado por Marine Le Pen es nacionalista, proteccionista, xenofóbica, tradicionalista. En cambio, el fascismo del sur se acopla a los intereses de los países colonizadores del norte, rifando los servicios básicos, las materias primas, los recursos, los territorios y gobierna de la mano con el mercado capitalista sin esconderlo.
El miércoles (12/06) ví desde Youtube como los cuerpos que se movilizaron afuera del congreso fueron golpeados, gaseados, cazados, amenazados, detenidos por las fuerzas policiales. El Estado ejerció su violencia legítima con todos los instrumentos a su alcance: con armas y sin armas, a dentro del congreso, y a fuera, en la institución y en la calle. El curioso montaje de los canales de noticias en vivo reproducía el gran espectáculo del poder: en una pestaña fingen el ejercicio democrático, en otra reprimen a los que intentan tomar parte en aquello. (Tras la represión 33 personas fueron detenidas y al día de hoy, 5 quedan privadas de su libertad.)\
II.
En estas encrucijadas de contextos distópicos seguimos diciendo “nos organizamos y resistimos”. Buscamos encontrar algún muelle, puente, orillas desde donde hacer pie. Pedimos que nos cuenten las memorias del 2001 para llegar a entender algo, o recuperar algo del estallido social en un contexto de crisis económica, política, social. ¿Qué visualidades nacieron? ¿Cómo empujaron los límites de un presente sin sentido?
Y a su vez el bombardeo de imágenes que recibimos continuamente, los “vivos” o “reels” que testimonian de las violencias nos permiten dudar de la necesidad de volver a crear imágenes. Durante la masacre de Avellaneda en el 2002, las fotos de los fotoperiodistas fueron las pruebas indispensables para comprobar la responsabilidad del operativo policial en el asesinato de Darío y Maxi. Ahora todxs creamos registros, seguimos las violencias en casi el mismo momento en que las ejecutan, pero no por eso son menos impunes. Las imágenes se vuelven descontextualizadas, pierden fuerza. Y a su vez, se siente como si las imágenes, los eslóganes, las consignas, los carteles que nosotrxs creamos cayeran en un mar de palabras y signos visuales donde lo único que podemos diferenciar es un ellos y un nosotrxs. Los del bien y los del mal. Los que votan, los que queman. Los que esperan y aguantan y los que se indisciplinan.
Me pregunto qué visualidades podemos inventar, o más bien cómo las podemos poner en circulación y crear contextos en los cuales las imágenes puedan decirnos algo.
En estas reflexiones sin rumbo, me gustaría llegar a la idea de archivo. Creo que pensar en el archivo nos puede dar una sensación de refugio. Como sacarse un rato de la inmediatez de las redes. Abstraerse de un presente difractado. Volver a pensarnos, a mirarnos. Como conocer a alguien y decirle: Vení y contame. Veni y contame, ¿qué armaron cuando no había nada que nos pudiera sostener con firmeza?
III.
Las migraciones nos dan el lujo de angustiarnos dos veces, por lo que pasa acá y lo que pasa allá. Estar en un entre dos de dos contextos donde nunca se puede llegar a entender, a sentir del todo una realidad. Nunca llegar a calzar en la idea de patria. Y a su vez, elijo creer y sostener qué migrar es inventar, es conectar, es compartir.
Constelaciones es un proyecto que nace de las migraciones y del afán de archivar. Nace de querer compartir a compañerxs de otros lados los activismos de La Plata. Diseminar en Francia modos de hacer gráficos. Mandar gráfica sin estar limitadas por la cantidad de gigabyte del Google drive gratis. Archivar sus memorias sin tener miedo a que caduque el dispositivo del blog. El archivo es una expansión en el tiempo y en el espacio: compartir gestos con otros territorios y con futuras generaciones. Librenauta me compartió unas reflexiones sobre los “saltos inter-civilizatorios” en qué hablaba de cómo los dispositivos que inventamos para resguardar informaciones y conocimientos son perecibles. En algún momento, lxs humanxs que nos sucederán no podrán llegar a leerlos. El papel se quema, la tecnología caduca con el progreso, los discos se rayan. Librenauta pensaba que lo mejor que podríamos hacer es grabar en una piedra los conocimientos. O en un metal.
Me lleva a pensar en los geoglifos del desierto de Atacama de los cuales me contó Silvia. Figuras inmensas marcadas en las montañas que contaban a lxs caminantes relatos civilizatorios. Hoy en día, lxs arqueólogxs intentan descifrarlos y protegerlos de las rutas del litio. Desde siempre escribimos en las paredes. Pensarlo así es un poco volver a un lugar ficticio, a la fantasía de una prehistoria donde nuestros yoes no eran del todo humanos, o donde la tecnología era radicalmente distinta, un espejo encantado. Pero no puedo dejar de encontrar una gran cercanía entre quienes hacían esténciles con sus manos en las cuevas y nuestras manos pegando consignas, afiches y pintando en las paredes.
Migrar también es aprender a leer paredes para conocer un lugar. Entender algo de una comunidad por lo que dice en el espacio transitado, capas de sentidos con todas las contradicciones y complejidades que implica la textualidad callejera. El deseo de archivo y lo que me empuja a seguir con el proyecto Constelaciones no es tanto, creo, el afán de resguardar imágenes, o crear nuevas, sino captar algo más inmaterial. Una sensación que lo que necesitamos transmitir son gestos, algo paradójicamente inarchivable. Diseminar gestos, gestos de lxs de quienes nos antecedieron, gestos de nuestras comunidades de origen, gestos por inventar.
Transmitir los gestos es resistir. \
Marjo para la red Constelaciones